OPINION. Una de las premisas-ideas-objetivos primarios de la actual gestión del presidente de la Federación Chaqueña de Basquetbol Marcelo Golob es hacer, convertir, al basquetbol en el deporte  ”numero 1″ de la provincia. Y si se entiende como tal al hecho de que se “respire” básquet,  la idea es casi utópica en un país tan “futbolizado” como el nuestro –geografía/situación de la que no escapa el Chaco-, pero también es posible.  ¿Cómo?  Llevando  el basquet allí donde se ocupa el ancho y largo del territorio provincial: el deporte intercolegial. En toda la provincia hay escuelas -primarias, secundarias; públicas y privadas- entonces ¿Por qué  no “insertar” desde o allí al basquet para que así crezca su base de practicantes, adherentes,  seguidores o simplemente conocedores? ¿Que las escuelas no están preparadas muchas de ellas por infraestructura y/0 recursos humanos? Perfecto, aceptarlo; pero a la vez hacer algo para cambiar ése estado de las cosas. Y allí, al aceptar el reto, la idea pasa – a nuestra humilde manera de ver las cosas-, a ser posible. Hoy, el básquet se circunscribe básicamente a sólo lo que se hace en los clubes (una decena en el Gran Resistencia -algo inaudito  sin dudas habida cuenta la población involucrada-; un poco más en el Sudoeste y otro poco menos en la zona centro, donde la cabecera es Sáenz Peña). Y no todo el mundo concurre a los clubes como sí lo hace a la escuela. Entonces ¿queremos – los basquetboleros-, que el básquet sea el deporte número 1 del Chaco (una provincia basquetbolera, sin dudas)? Pues hagamos que entre allí donde todos van: la escuela.