ANIVERSARIO. Costó, a no dudarlo. Pero aquí estamos “conmemorando” 28 años de Super Basquet. Casi tres décadas que escritas o dichas, se esfuman tan rápido como se las lee-escucha. Pero significan mucho, mucho más. Desde el sueño utópico de darle un espacio exclusivo al básquet hasta hoy se sucedieron miles de  hechos,  anécdotas, situaciones que no se limitan a enumerar finales, torneos, encuentros, reuniones o lo que tenga que ver con éste hermoso deporte, cubiertos. Fueron muchos, sin dudas. Y para poder hacerlo, hubo que soportar todo. Desde problemas -de salud o de cualquier otro tipo-  hasta situaciones rayanas con la discriminación. E incluso, sí, con la censura como cuando un directivo de un medio local prefirió la pauta oficial a que SB siguiera en el aire ante la exigencia del poder de turno ya que SB decía las cosas que todos veían pero nadie expresaba. ¿Dolores? Casi siempre, como cuando se grababa con una sonrisa en la cara (porque así lo “exige” la TV) pero tremendos dolores “al costado” que hacían difícil incluso respirar. ¿Frío? ¿Calor? Siempre. ¿Incomodidad? Aun hoy. Pero se siguió. Y acá estamos. “Conmemorando” 28 años. Chaco campeón argentino por primera vez; Chaco campeón por segunda vez; Argentina campeona del Preolímpico 2011; Argentina campeona sudamericana en el Sarmiento (primero los mayores y luego los U17). Ascensos-descensos de representantes chaqueños a nivel nacional; dinastías –individuales y colectivas- ganadoras; tremendos equipos; tremendos jugadores. Grandes –y también de los otros- dirigentes; DTs. Todo, todo lo que tenga que ver con el básquet, se vivió –así, VIVIó- transitando tristezas pero también alegrías (muchas). Como el poder estar hoy aquí diciendo que Super Basquet –ése que pasó por revista independiente, suplemento de un diario local, programa de radio, programa de TV, producción de transmisiones y que hoy es web (que se replica en las “modernas” redes sociales)- cumple 28 años con la misma idea rectora de siempre: la de sumar, ser un engranaje más en la búsqueda de transmitir la pasión que genera este hermoso deporte llamado básquet. ¡Salud! Y gracias, a todos: a los que nos dieron-dan una mano (que nos permitió llegar hasta acá) y también a los que pusieron-ponen piedras en el camino, porque nos hicieron más fuertes en nuestro objetivo que es, nada más y nada menos que ¡viva el basquet! Dios los bendiga a todos, pero en especial a mi familia, base de toda mi fortaleza para seguir.