Tortarolo: “siempre se pueden agregar cosas, e ir mejorando”

PRIMERA. Desde hace unos años, el nombre de Marco Tortarolo es sinónimo de protagonista en el basquetbol de la zona. Y en el 2018, el polifuncional terminó de explotar siendo el líder anotador del bicampeón Juventud de Villa Centenario. En diálogo con Super Basquet, el formado en Villa contó: “el 2018 fue un año increíble, maravilloso más que nada por lo grupal; lograr esos títulos ante Villa y Don Orione con amigos a los que conozco desde hace ya 11 años, es impagable porque en los entrenamientos nos reímos pero ponemos cara de perro cuando hay que entrenar fuerte,  pero más allá de los resultados siempre estamos compartiendo cosas. Así que lo grupal es genial mas allá que el condimento especial de jugar contra Villa y estando atrás en la serie, fue increíble. Una mezcla de emociones porque Villa es mi ex club, siempre voy a ser de Villa pero pasarlo con amigos fue tremendo”.

“En lo personal, creo que es consecuencia de lo grupal, tuve la oportunidad de estar bien ubicado y que me pasaran la pelota para poder embocarla, pero no es que me preparé para ser goleador; se dio así. Además, también en lo personal, pude cerrar un ciclo ya que en diciembre me recibí de contador público, así que se puede decir que fue un año redondito” relata Marco.

“Creo que sí -responde cuando SB le consulta si cree haberse consolidado en primera- que me consolidé en primera; esto de conseguir títulos con Juventud y empezar a figurar como goleador, hace a que “uno aparezca en el radar” de otros equipos y lo tengan en cuenta. Pero no creo que haya alcanzado mi máximo, soy joven y siempre se puede aprender por más que tengas 35-36 años y sigas jugando al básquet, siempre se pueden agregar cosas, e ir mejorando”.

Sobre su rol de romperedes, Tortoralo acotó que: “Ser el goleador de un equipo bicampeón es algo muy lindo, un orgullo, pero también hay que reconocer a mis compañeros y el trabajo que hacemos todos juntos. No siento haberme preparado personalmente para ser goleador, por  lo de la facultad, pero si se dio así y dio buenos resultados, bienvenido sea”.

“Juventud -detalla- para mi es un hermoso club que me dio la oportunidad de jugar con amigos, grandes amigos de la infancia, y amigos que me hice en el club como ser Yoyo (García Luque),  que es un histórico del club y nos aceptó a todos con los brazos abiertos, y el cuerpo técnico conformado por (Fernando) Rosso y Martín Sosa, que nos conocían de chicos también por su paso por Villa, fue algo muy lindo. La verdad que muy agradecido al club, a su gente también que nos recibieron con los brazos abiertos, desde el inicio. Con respecto a Villa, yo siempre jugué ahí, desde los 10-11 años, con el profe César Puljis y Roberto Tito Solís, desde mini y jugué en primera gracias al Patón (Sergio) Arévalos, después con (Ramiro) Díaz Cuello también, jugué un par de Federales; soy de Villa y voy a seguir siéndolo”.

“Esa pregunta me la hice durante toda mi carrera, soy como muy flaco para ser un interno fuerte pero a la vez me falta dribling para ser un alero. Es raro, pero me veo más como un ala-pivot” se autodefinió cuando SB le consultó en que función se veía.

Ante tan buen presente, era inevitable preguntarle sobre la selección mayor de Chaco, ante la cual Marco se sinceró acotando: “esa pregunta es jodida (risas). Participé de todas las preselecciones pero nunca quedé; en un principio porque había mejores que yo y más adelante por decisión propia. No me gustaba entrenar durante la mañana o no había feeling con los del equipo. Obviamente que por dejar de esa manera no me llamaron más”. “Pero la verdad no me llama la atención” cierra con la misma convicción conque define en la cancha.

Foto: gentileza Corel Morra.

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