OPINION. Blanco y negro. Alegría y tristeza. Luz y oscuridad. Las dos caras de una misma moneda se presentan hoy en el basquetbol de la ciudad de Resistencia. Por un lado, la alegría, la luz, de que la ciudad capital del Chaco, vivirá por primera vez un clásico de dos representantes locales en el Torneo Nacional de Ascenso -la segunda categoría del basquetbol nacional-, con el choque entre Sarmiento e Hindu Club. Y lo oscuro, la tristeza, lo negro -sin dudas- con lo sucedido el pasado martes por la noche cuando en una más que confusa situación, no se jugó el primer partido de la serie final del Oficial resistenciano entre Hindu Club -el campeón defensor- y Villa San Martín.

Y sobre esto, por éstas horas, todo el mundo opina, critica, da consejos ante una situación que Super Basquet viene marcando desde hace ya mucho tiempo: el deterioro -en todo sentido- de lo que hasta no hace mucho era un torneo para seguir, apoyar, difundir y toda acción positiva que se le quiera agregar. Pero claro, es mas fácil romper que hacer, y entonces, alla vamos. No importa si nunca piso una cancha de basquet; no importa si jamas pagué una entrada; no importa si no entreno; no importa nada, solo el hablar por hablar sin proponer nada a cambio. Y precisamente, éso es lo que le hace falta al basquet resistenciano: un giro de 180 grados. ¡Urgente! Más allá de que ese “¡urgente!” Super Basquet lo viene diciendo hace ya varios años ante la indiferencia de los mismos que hoy se rasgan las vestiduras por “la final que no se jugó”. ¡Vamos! esto es mucho mas que “una final que no se jugó”. Este es el corolario -lógico, lamentablemente- de años de “hacer lo que me conviene” sin importar el todo que es el basquetbol. Ojalá este hecho que tocó -lamentablemente, también- a la primera, a la que debiera ser el espejo de las demás categorías, sirva de una vez por todas para empezar a subir porque mas abajo no se puede caer, ¿o sí?