Ricardo Siri: “el básquet es todo para mi”

HISTORIA-PRESENTE. Decir Ricardo Siri, hoy en día, sobre todo para los “recién llegados” –de 20 años para acá- al basquetbol es hablar de dirigente. Tan bueno, que fue distinguido como tal y también ocupó cargos a nivel nacional e internacional. Pero antes de éste hoy presidente –de Villa San Martín, el club de sus amores-, hubo un “Ricardo Siri jugador”. ¡Y qué jugador! Para conocerlo un poco más, aquí va esta exclusiva lograda por Super Básquet con el hombre –récord- que una vez anotó 106 puntos en un partido.

-¿Cierto que casi te cambias al rugby?

-La verdad que hice todos los deportes; a los 6 años empecé esgrima, hice judo, a los 8 años comencé el básquet cuando mi querido amigo Kike Cundom me llevo a jugar ya que ambos vivíamos en la manzana 60. Paso por mi casa y le dijo a mi mamá que me llevaba al Villa. Y a los 13, mis amigos que vivían por la avenida Rivadavia, los hermanos Peirano, me llevaron a jugar al rugby en lo que por entonces era CUNE (hoy Curne). Y la verdad que en el rugby me destaca más porque toda la parte de plasticidad y el manejo de manos que me daba el básquet me ayudaba. Pero siempre jugué a los dos en paralelo; a los 17 años estaba en el seleccionado del NEA de rugby, y estaba en el seleccionado juvenil de Chaco en básquet. Y a ésa edad, Normando Coronel me hizo debutar en primera de Cune, donde jugué 8 partidos. Y a ésa misma edad, me puso en la primera de Villa Carlucho Lutringer, a jugar una final contra Hindú. Era por el título del “Octogonal” que jugaban los 4 mejores de Resistencia y los 4 mejores de Corrientes. Y ése partido me marcó mucho a mí porque Hindú lo trajo a Pichín Centanaro que era una figura nacional jugando en Boca. Y debuté –en un equipo con nombres como los de Bucky Carlen, Pótolo Sánchez, Rodighiero, Cundom, por citar solo al perímetro- con la consigna de marcarlo; y ahí, él que venía con promedio entre 25 y 30 puntos, terminó con 8 –los mismos que yo- lo cual sirvió para que gane Villa y salga campeón. Fue toda una fiesta, caravana, en fin. Lo cierto es que luego Lutringer, que era semejante ídolo para mi, me habló en privado y me dijo “Ricardo tenés que tomar una decisión entre el rugby o el básquet porque paralelamente no te vas a destacar en ninguno”. Y fue una decisión muy difícil porque en el rugby yo tenía un gran grupo de amigos, alguno incluso compañeros en la Industrial además que éste deporte me enseñó sobre la solidaridad, el trabajo en equipo…pero decidí jugar al básquet.

-¿Cuantos años jugaste al básquet? Cuántos en 1era? ¿Qué técnico te hizo debutar?

-Jugué desde los 8 a los 34 años, es decir, 26 años. Diez de los cuales fueron de manera profesional, pues a los 24 cuando Villa me negó el pase a Obras Sanitarias, comencé a hacerlo profesionalmente.

-¿Cuál es tu mejor recuerdo?

-Son muchos, pero uno de los mejores fue cuando lo marqué a Pichín Centanaro, y terminó el partido y yo no entendía nada y me llevaron en andas, salimos campeones y al otro día me llamaron de la radio. Después en el 78, cuando compitiendo con mi gran amigo Cundom salí goleador del Oficial convirtiendo 106 puntos en el último partido. El otro gran recuerdo fue cuando trajeron los americanos y jugamos ésos campeonatos maravillosos con una multitud en cada cancha, con fervor en las calles, que esperaban el momento de vernos jugar; ir al interior y tener los estadios llenos, todo ello amén de las grandes finales con Progresista, tremendo rival.

-¿Cuál es el peor momento? ¿Cuándo no te dejaron ir a Buenos Aires?

-Sí, ese. Una decisión estúpida después de incluso haber estado practicando en Obras –semejante equipo con jugadores que por entonces eran todos selección argentina- tres días. Y con un gran amigo que siempre le voy a estar agradecido porque me cuidó, me asesoró, me animó que fue Gabriel Milovich. Ese fue sin dudas el peor momento porque al negarme la verdad que no tenía más ganas de jugar al básquet. Incluso mis compañeros de entonces en Villa –escalada, Rojitas, Muller,…-le plantearon una especie de boicot a la dirigencia si no me daban el pase pero las cartas ya estaban echadas. Si quiero rescatar a Rulo Romagnoli, dirigente de Regatas que fue a buscarme cuando regresé de Buenos Aires, fue de ésos dirigentes que se hacían ver en el momento que se necesitaba, y que apoyaban al básquet por sobre todas las cosas. Y aparte muy buena persona.

También puede ser otro mal momento cuando jugando en Córdoba de Corrientes un jugador se sentó en mi pierna, me rompí ligamentos y meniscos y me dijeron que no podía jugar más al básquet.

-¿Qué te provoca “Intercolegiales”?

-Me provocan un recuerdo hermoso; un factor fundamental para que yo en vez de jugar al rugby jugara al básquet; fue uno de mis grandes incentivos para mejorar día a dia en el básquet. A mi memoria, los Intercolegiales siempre vienen con recuerdos lindos, hermosos, y creo que por ahí viene la manera de incentivar a los chicos para que jueguen al básquet.

-¿Qué rol cumplió Pocholo Aguilar en tu carrera? ¿Por qué empezaste a ir con él?

-Fue fundamental en todo sentido. Porque me educó, me disciplinó, me hizo quererme día a día, valorarme y sobre todo, a pesar de mis condiciones que no eran las mejores para el basquetbol, creer en mis sueños, en mis pasiones, y creer que cuando uno se trata una meta se puede lograr si se organiza y es constante, perseverante.

Yo llegué a Pocholo, y esto tengo que agradecerle a Pichín Centanaro –que era una celebridad-porque su humildad me cautivo, me felicitó por como lo marqué y me invitó a entrenarme con él. Si querés, comenzamos el 2 de enero, vamos a entrenar mañana y tarde, me dijo. Bueno me entrené con él todo enero mientras mis padres estaban en Mar del Plata y me decían que vaya. Pichín se estaba entrenando para ir al Campeonato Argentino de La Rioja en febrero; yo iba junto a Luis Martínez, que tenía unas condiciones tremendas y Pichín nos enseñó cosas maravillosas de fundamentos, de trabajo con las pesas, y demás. Hasta que se tuvo que ir y le preguntamos “Ahora que hacemos”, nos dijo Bueno muchachos, la persona con la que pueden seguir es Pocholo Aguilar. Así que fui a hablar con Pocholo, quien al principio no estaba entusiasmado conmigo, pro después a medida que comenzamos a trabajar juntos, que yo le fui demostrando mi perseverancia, mi voluntad y Pocholo se entusiasmó mucho y como él trabajaba mucho con lo psicológico y se daba cuenta quien realmente estaba decidido, conmigo trabajó todo: lo psicológico, lo físico, los fundamentos, así que trabajé con él 5 años. Gracias a Dios, le agradezco a él, a la Virgen y a Pocholo el trabajo que hizo conmigo. El tiempo que me dedicó y el cariño que te hacía sentir con sus comentarios. Así hasta los 21 años cuando le hicimos un reconocimiento en mi casa, cuando en el 78 salí goleador y Villa campeón así que le entregamos en casa una medalla y le agradecí todo lo que hizo.

-Más o menos ¿cuántos títulos tuviste?

-Gané 5 títulos –entre Oficial de Resistencia y provincial- con Villa y uno con Córdoba de Corrientes. Además para mi fueron muy importantes las distinciones que primero me dio el Diario El Territorio que premiaba a los mejores de cada disciplina y luego el Círculo.

-¿Cuánto jugaste por Chaco? ¿Mejor posición?

-Con la camiseta de Chaco, estuve en dos campeonatos Juveniles y con la de Mayores, jugué 10 campeonatos. La mejor posición, en Juveniles fuimos 3eros. En Santa fe. Teníamos un muy buen equipo con Orlando Salinas, Daniel Toledo, Bonfanti y mi gran amigo Carlitos Pierotti además de mi en el cinco inicial. Y en el banco estaban La Regina, Puchero Fermani y su hermano, Rabincho Ojeda, entre otros. Debimos ser campeones ya que perdimos un solo partido, frente a Tucumán donde jugaba Carlos romano; pero le ganamos a Santiago con Cortijo, a provincia, a Córdoba, a Capital Federal, donde jugaba el papá de Luis Scola. Y en primera, lo mejor fue el 4to.puesto en Neuquén, donde los titulares éramos, salinas, Pérez, Milovich, Fleitas y yo. Ahí salió campeón Provincia que le ganó la final a Córdoba donde debutó Pichi Campana, con 17 años y que erra los dos libres y sale campeón Buenos Aires. Y después de ése campeonato fue que los dirigentes de Obras me invitaron a entrenar con ellos.

-¿Qué eras? ¿Base o ayuda?

-Yo era base; siempre me consideré base, la únicas veces que jugaba de ayuda era cuando estaba salinas con el cual alternábamos la base. Pero tenía mucho gol porque me entrenaba mucho tirando al aro, y fundamentos. Era un base con gol (N.de R.: tanto que en el cierre del Oficial 1978, le convirtió ¡106! puntos a Juventud Agraria de Margarita Belén, récord absoluto que alguna vez el Guinnes debería reconocer).

-¿Virtudes? Como jugador.

-Creo que eso más lo debería decir la gente que me vio jugar. Si te puedo decir que una cosa que siempre me destacó fue que nunca bajaba los brazos, el temperamento, la perseverancia, y luego creo que con el tiempo –porque el base va mejorando a medida que pasan los años- la visión del juego. Llega un momento que el base disfruta más haciéndole hacer goles a sus compañeros que haciendo él.

-¿Defectos?

-Habré tenido muchos (N.deR.: lo dice quien se entrenaba de 11.30 a 12.30, haciendo fundamentos de dribling para entrar en calor y luego tirar 500 tiros, todos los días; mientras, estudiaba ingenieria, desde las 6.30. Luego a la tarde iba la Facu, desde donde salía para ir a lo de Pocholo y a la noche entrenaba con Villa)

-Un técnico que te haya marcado y porqué.

-Uno fue Caeco Valussi, Tatá Flores me marcó mucho. Otro fue Bob Starr que no era DT sino manager pero el supo destacar en cada uno de los jugadores del equipo las virtudes y los defectos y sobretodo valorar las pequeñas virtudes de los que no se destacaban tanto. El destacaba a que marcaba bien, al que reboteaba bien, al que asistía, y él decía que hay muy pocos jugadores que pueden hacer todo. Marcar, pasar, rebotear, hacer gol….

- ¿Cual fue tu mejor momento?¿Cuánto duró?

-Creo que empezó a los 21 y creo que se temino cuando me rompieron ligamentos y meniscos de la rodilla. Después vino todo el tema de la recuperación, la angustia y luego vino un año en Córdoba, y los dos de Cosecha. Pero el mejor momento fue de los 21 a los 25 años.

-“El” partido que te acuerdes, así, de una.

-La final con Don Orione, un 30 de diciembre del 81 creo; ése día fuimos a tirar al aro al Villa y en un reportaje que me hicieron me contaron que a ésa hora, las 9 de la mañana ya se habían agotado las entradas populares. Tanto que después no podíamos entrar al Hindú que era donde se jugaba. Lo tengo re grabado que fuimos perdiendo todo el partido; cambiamos la táctica al comenzar el segundo tiempo y recién pasamos al frente faltando 3 minutos. Lo ganamos por estado físico, por el cambio de táctica.. la verdad que fue un partidazo. El yanky de ellos, Steve Jackson hizo 42 puntos con la marca de Steve Washington que fue el que lo trajo, yo 28 y nuestro refuerzo, Marvin Jackson, 36. En Orione estaban Potolo, Walter Melli, Pierotti, Pirota, el base era Sheridan, y en Villa estábamos Dani Toledo, Leo mulle, Cedaro, Rojitas, Carlos Toledo, Claudio Escalada, el Chafa García Sola. Esa final el Nene no jugó porque lo expulsaron. El DT de Orione era Lutringer y el del Villa Tatá.Un marco excepcional de gente, una fiesta.

-¿Qué es el básquet para vos?

-El básquet es todo; es mi vida. Imaginate que me case y la pelota fue una pelota de básquet, bah, fu todo. Fue el arma, el bastón en el que me apoyé toda mi vida, para subsistir tanto en los momentos buenos como en los malos. Y cuando dejé de jugar, pensar como dirigente como mejorarlo. Siempre fue mi motivador y …es una pasión. Creo que el básquet fue “la tierra prometida” esa meta a la que querés llegar. Siempre llegué y agradezco los triunfos tanto como jugador como dirigente pero siempre fue por la pasión que tengo por este deporte. Toda la vida le voy a estar agradecido porque me formó como persona, ayudó a mi familia, me educó, me organizó así que mi trabajo como dirigente siempre apuntó para ese lado: agradecerle al básquet todo lo que me dio.



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