OPINION. La mirada corta, dice que este domingo el estadio “Alejo Gronda” de Sarmiento será escenario de una final -aunque esta sea por el descenso-, con el enfrentamiento entre el local y Unión Progresista de Villa Angela. La mirada más amplia puede decir, en  cambio, que gane el que gane –el Decano o Progre- el Chaco habrá perdido una vez más. ¿Por qué?

Entre otras cosas, porque por segundo año consecutivo la provincia tendrá un descenso de categoría. En el 2013, Las Aguilas cayeron de la Liga Nacional al TNA, Y ahora ellas mismas o Sarmiento bajarán del TNA al TFB.

Pero la cuestión va más allá. Mucho más allá. Y como tantas veces ya se dijera en éste mismo espacio, no pasa por lo meramente deportivo –que también tiene su peso en éste caso ya que tanto uno como otro candidato (a descender) armaron sendos equipos que no son menos que ninguno de los que visitó el Chaco en el marco de la temporada 2013/14-, sino básicamente –se REITERA- por la falta de compromiso de los chaqueños con sus representantes. Con el “ver qué pasa” con “éste que se atrevió a” tal o cual cosa. En éste caso, tomar parte de la durísima segunda categoría del básquet nacional.

Porque el Estado – omnipresente en todos los actos y las acciones de los chaqueños desde siempre- tiene su parte (de culpa, en este caso), pero también lo tiene el empresariado que no apoya y el mismo publico que retacea su presencia y con ello le quita una vía –sino la mejor al menos una- de ingresos a los “aventureros”.

¡Ojo! También está la dirigencia, que sigue sin abrir el juego a quienes más saben y pueden aportar algo para que esto no sea –como viene siéndolo históricamente- un nuevo FRACASO. Así, con mayúsculas, pues es inconcebible que una provincia con tanta pasión basquetbolera, no pueda armar un proyecto –excepción hecha de Alvear- que se sostenga en el tiempo sin necesidad de una gran intervención del Estado.

El basquet, como otros tantos deportes, dejo de ser aquél donde todo se solucionaba con buena voluntad y esfuerzo. Hoy, los que mandan son los números, y más que los deportivos, los económicos, y por eso, es hora de empezar a ver quién sabe de marketing, de publicidad, aprovechar incluso esa gran herramienta llamada “Ley de sponsorización” y pegar el salto que deposite al Chaco en el lugar que le corresponde: entre los protagonistas del basquetbol nacional.