ARGENTINO C DE CLUBES. Analizando toda la campaña de Villa San Martín, el flamante campeón del Argentino de Clubes-Categoría C, se ve que el Tricolor, no se excedió a la hora de las virtudes. No al menos para alcanzar el plano de lo apabullante. Pero hizo lo que nadie: lo preciso en la precisa.
Solo así se puede comprender como un equipo que en algún momento toco fondo al no poder pasar los 50 puntos, luego haya rozado el tanteador centenario. Entre ésos extremos, el campeón chaqueño encontró la medianía para terminar en casi todas las fases del torneo, con paridad entre sus Tantos a favor y sus tantos en contra.
Así, en la primera parte, Villa terminó con un promedio de 74,08 puntos convertidos por partido, pero recibiendo, en ésa misma instancia, 73,08, Casi lo mismo. Pero Villa supo donde y como administrar todo –desde energías hasta el goleo, por ejemplo- y así gano lo necesario para terminar siendo el numero 2 de la fase Regular.
Ya en semis, volvió a mostrar esa cuasi igualdad entre defensa y ataque, pues termino con 77,33 y 75,33 –a favor y en contra respectivamente- pero liquidó 2-1 a su favor la serie frente al aguerrido Sportiva Esquinense.
Y ya en la final, y contra todos los pronósticos –más allá de que la encuesta de www.superbasquet.com lo daba como el gran favorito-, Villa apretó un poco más la marca y a partir de ella, logró abrir una brecha un poco más grande. No solo en lo que hace a sus números “a favor y en contra” -67 vs. 59,5-, sino también en el resultado global de la serie ante el numero 1, Comercio, barriendo la misma con un claro 2-0.
Con todos estos números en la mano, habrá que encontrar por otro lado la –o las- razón (es) por la cual el campeón chaqueño se llevó también la ex C 2013.
Y allí aparecen “la carne y el hueso”, los protagonistas quienes, al decir tanto del técnico Ramiro Díaz Cuello como del capitán Javier Carrasco, llegaron a éste anhelado titulo y ascenso “porque se comprendió que (Villa) era un equipo, donde cada uno tenía un rol que desempeñar”.
Y eso quedó en evidencia en cada presentación del tricolor, donde la rotación era la reina y donde los roles –precisamente- estaban perfectamente definidos y aceptados en pos de la causa común. No extrañó entonces verlo a Marcos Greatti siendo el sustituto de Carrasco –base con gol por ayuda-; o al mismo Pablo Brocal supliendo a quien hiciera falta , desde el “1” hasta el “4”. O a De Pedro, aveces como primera opción de gol o luego siendo eficaz defensor-rebotero. Facetas estas ultimas donde brillo –por su regularidad- Alejandro Valdéz. Y ojo, aun no se lo mencionó a Facundo Gómez Brocal ni a Alejo Toledo. El primero siendo el jugador más regular –en lo que hace al goleo- y el segundo, aportando toda la inteligencia y jerarquía de la que es capaz. Porque Toledo, cual Manu –salvado las enormes distancias- sabe cuando jugársela él, cuando asistir o cuando simplemente debe dedicarse a proteger su tablero con defensa y rebotes.
Tras ellos, hay más. Porque el base Saravia cumplió –al menos en el traslado seguro y a veces con gol- y porque Rubén El flaco volador Insaurralde- volvió a mostrar que es un jugador que no brilla pero que es fundamental para cualquier equipo que desee ser fuerte en defensa.
Y precisamente, Villa gano con ella el título. Porque en Resistencia, ante un partido cerrado como la primer final, fue su “trabajo atrás” el que le permitió luego estar un poco más tranquilo “adelante”. Y así gano el primer chico. Y en Comercio, si bien el local anotó 5 más que en la capital -62 contra 57- el echo de que apenas haya pasado los 60, habla a las claras de cómo fue el trámite del juego.
Todos ellos y todo ello, enmarcados en un trabajo silencioso pero solido que lideró el joven y ya muy exitoso Ramiro Diaz Cuello. Aquél que llego como jugador y luego se estaciono en el banco de suplentes para transmitir desde allí claridad de conceptos, ideas y filosofía.
Una filosofía que no sería la misma si en el plantel no hubiera tenido un rol –otra vez la misma palabra- Diego Demonio Sánchez. “Es impresionante lo que transmite” dijo Carrasco quien no dudó en adjudicarle gran parte de la mentalidad ganadora que tuvo el campeón al histórico ayuda base.
Así, con ésos protagonistas dentro del campo de juego y con el apoyo de todos los que trabajaron día a día –desde dirigentes hasta allegados y los mismos hinchas- Villa San Martín logró lo que se le negó en la ultima década y media: el regreso al plano nacional. ¡Salud, campeones!
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